lunes, diciembre 19, 2005

WAR IS OVER if you want it

La guerra de los insectos se terminó y otra más sangrienta se libra en las entrañas de las más (aparentemente) pacíficas convenciones de origami del mundo.
Hemos estado asistiendo a la revolución de la escama y la garra. El fascinante avance técnico del origami ha permitido a los compositores agregar adornos a diestra... pero también a siniestra.
No hay una regla o un criterio que determine que características de un animal debemos incluir en una composición. En general esto se termina decidiendo de la peor manera posible: si existe la posibilidad técnica de ponerlo, entonces "hay" que ponerlo y si no está es porque el compositor tuvo limitaciones técnicas (retrocede tres casilleros)
Entonces viene la fiebre: a adornar que se acaba el mundo, todo vale, dientes, plumas, pelos, garras, ojos y si se diferencia el iris de la esclerótica, todavía mejor.
¿Porqué será, digo yo, que tantas veces los pintores dejan partes sobrentendidas y las dibujan sólo con un trazo?
Creo que la respuesta es que si lo quieren poner, es tan solo levantar el pincel y ponerlo.
La idiosincrasia del origami nos pone límites y hay una parte importantísima del este arte que consiste en vencer los desafíos que nos impone la famosa tétrada del purismo: una hoja, cuadradas, sin cortes, sin pegar.
Sin perder de vista esta particularidad, vamos a no enloquecernos, ¿ más adornado es mejor?
No siempre. A veces un trazo rápido es mucho más expresivo que mil dobleces. Es bastante característico de los modelos muy adornados el tener aspecto lento y pesado. Es muy difícil alivianar (a la vista) los detalles y la consecuente acumulación de capas de papel.
Allí nace entonces otra raza de modelos: los "sólo doblar con papel finísimo y fuertísimo" y llegamos a la posibilidad del "origami teórico" para el cual todavía no se ha inventado papel capaz de aguantarlo.
Sin llegar a esos extremos mi Garza Sagrada de Japon, "Tancho Zuru", solo puede ser doblada con un papel por debajo de unos 40 gr m2 so pena de dejar de ser grácil para ser grasa. Y todo porque en el famoso ritual de apareamiento a estos animalitos se les ocurre tener el pico abierto. Para un pintor sería la diferencia entre una o dos pinceladas, para un origamista es un cambio mayor en la estructura de la base y un aumento pavoroso en el número de capas de papel.
¿Cual es entonces el criterio de inclusión para una característica de un animal? ¿Como decidimos que poner y que sacar? Como se ha dicho en otras ocasiones, el Origami es siempre una caricatura del sujeto, y como tal tiene que prescindir de la mayoría del animal y conservar lo esencial (que según El Principito "es invisible a los ojos" )
Los autores más clásicos hablan de simplificar el animal y llevarlo a una esquema construído con triángulos y rectángulos en una decisión no sólo estética sino de las grandes limitaciones técnicas del pasado. La técnicas modernas de diseño abren otras posibilidades, se puede planificar qué elementos del animal conservar, incluso de agregar cosas una vez que el modelo está terminado.
Digamos que hoy en día ya empieza a haber buenas razones para no considerar las limitaciones técnicas como buenos criterios de diseño.


Y en última instancia el único criterio que debe prevalecer es el gusto de cada compositor y la voluntad de diseñar según su personal visión del mundo.
En algun momento en el futuro cercano me gustaría escribir algo sobre cosas que suelo tomar en cuenta en los diseños, pero no va a ser hoy. Así que por ahora dejo sólo esta reivindicación de la estética sobre la técnica.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Primero, felicitarte por compartir a través de este blog, tu visión del origami como un arte.

Miro casi cada dia este blog, a ver que nuevas nos cuentas, disfrutando del lujo de leer tus pensamientos.

Y hablando más del tema que planteas, pienso que hay cabida (tanto por interés de los creadores como de los plegadores)para el desarrollo del origami técnico y del estético. Sin olvidar que muchas veces van unidos. Tus modelos tienden a la estética, con muy buenos aprovechamientos del papel, pero tu mismo estás tendiendo a una mayor complejidad técnica en busca de una estética menos simbólica, más realista. Me alegro de la aparición de los papeles que permiten ese derroche técnico. Permiten ver figuras cada vez más complejas, más realistas, que abren las puertas a creadores para llevar a cabo sus retos, y me animan como plegador para plegarlas.
Por otro lado me uno a tu reivindicación de que un buen creador, o más bien, una buena creación no ha de estar valorada sólo por elementos técnicos. Y un creador debería elegir cada creación en función de su interés y objetivo, sin sentir la presión de demostrar un dominio técnico.
Me han gustado mucho tus últimas creaciones que exigen papeles de 40grs, y eso para mi no sería un impedimento para intentar plegar esa obra de arte, sino un estímulo para intentar acercarme al espíritu de tu escultura y poseerla en un estante de mi casa.

Saludos. Pere